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Museo y Biblioteca Casa del Acuerdo

Rafael Del Villar: un mismo pintor para dos representaciones de la firma del Acuerdo de San Nicolás

Rafael Domingo Del Villar nació en Jerez de la Frontera, España, en 1873. Llegó a Argentina en 1910, estableciéndose en Buenos Aires, donde se desempeñó como pintor y restaurador en el Museo Histórico Nacional entre 1920 y 1949. A lo largo de su carrera se destacó por sus pinturas que reflejaban ambientes españoles de estilo realista, con buen dibujo y armonía de colores, además de plasmar algunas vistas de la ciudad de Buenos Aires en los inicios del siglo XX.

Del Villar también realizó copias de obras a pedido de diferentes organismos y pintó innumerables retratos de próceres y personas de la alta sociedad. Junto a su hijo, Tomás Ignacio Del Villar (1911-1969) fueron notables artistas y copistas, dedicándose a la recreación de escenas célebres que destacan por su contribución a la iconografía histórica argentina. En 1950 realizó una exposición individual en el Salón Peuser 61, donde reunió obras de temas como figuras de próceres, retratos de personalidades, figuras, naturalezas muertas y motivos costumbristas. Falleció dos años después, en la ciudad de Buenos Aires.

Entre las obras de este pintor que recrean escenas de la historia argentina, nos centraremos en dos que representan nada menos que el hecho histórico de la firma del Acuerdo de San Nicolás.

Una de ellas se encuentra en nuestro Museo. Se trata de un óleo sobre tela que se enmarca dentro del estilo realista del pintor y lleva por título “Obra que evoca la firma del Acuerdo de San Nicolás, el 31 de mayo de 1852”. Para enfatizar aún más que se trata de un hecho trascendental para la historia argentina, cuya representación formará parte de la iconografía del país, se le añadió una placa de bronce grabada en el sector central que refuerza el tema de la pintura, con la siguiente leyenda: “Celebración del Acuerdo de San Nicolás” Realizado en esta casa por los Gobernadores de las Provincias. Presidido por el Gral. D. Justo José de Urquiza, el 31 de Mayo de 1852.

Esta obra fue adquirida por encargo de la Comisión Nacional Honoraria de la Casa del Acuerdo al pintor, con motivo de la inauguración del Museo. Es decir, que Del Villar recreó la escena de la firma 85 años después, sin contar por supuesto con registro fotográfico alguno, apoyándose en los relatos historiográficos y cómo estos habían narrado el hecho hasta ese momento. Esta pintura pasaría a formar parte de la “Sala del Acuerdo” y estaría expuesta allí desde su inauguración en octubre de 1937 de manera ininterrumpida, convirtiéndose en la imagen indiscutible de dicha escena histórica.

La segunda obra a la que nos vamos a referir pertenece también a Del Villar, pero es algo posterior. “El Acuerdo de San Nicolás” es un óleo sobre tela que fue pedido por encargo del Museo y Monumento Histórico Palacio San José, antigua residencia de Justo José de Urquiza en Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, y hoy también museo nacional.

En el archivo del Palacio se preserva un comprobante de pago del mismo que dice que “se le abonó al pintor “trescientos pesos moneda nacional de curso legal, por un cuadro boceto pintado al óleo con su respectivo marco titulado “El Acuerdo de San Nicolás” original del pintor Rafael D. Del Villar”, el 16 de abril de 1948. Esta obra permaneció expuesta en la Sala de la República en dicho museo también por muchas décadas.

Sin embargo, entre ambas representaciones existen algunas diferencias. Podemos apuntar, por ejemplo, que la disposición de los gobernadores al momento de la firma es diferente en ambos cuadros: mientras que en el primero Del Villar ubica a Urquiza en el centro de la mesa, mirando directamente al público, en el segundo éste se sienta en la cabecera izquierda de la misma, presidiendo la reunión. Hasta la forma de iluminar varía de un cuadro a otro: en el óleo del Palacio San José la iluminación de la escena consiste en dos candiles de pared a vela, mientras que en el que poseemos en nuestro Museo, la sala donde se realizó la firma del Acuerdo está iluminada por una gran lámpara colgante de aceite.

Los dos óleos se convirtieron a través del tiempo en la representación “oficial” de dicha jornada histórica. Sin embargo, también sirven para recordarnos que la representación en el arte es justamente eso: una imagen o idea que sustituye a la realidad, un símbolo que nos hace pensar en determinada cosa, en este caso, desde la mirada subjetiva del pintor Del Villar que nos plantea dos puestas en escena distintas para el mismo acontecimiento.