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Museo y Biblioteca Casa del Acuerdo

La Guerra de la Triple Alianza

Entre 1864 y 1870 tuvo lugar la guerra entre estados más sangrienta y larga en la historia de América Latina. La Guerra de la Triple Alianza, también conocida en nuestro país como Guerra del Paraguay o Guerra Grande o Guerra Guasú en Paraguay, enfrentó a los países miembros de la Triple Alianza —Argentina, Brasil y Uruguay— contra Paraguay.

La contienda se inició en 1863, cuando Uruguay fue invadido por un grupo de liberales uruguayos comandados por el general Venancio Flores, quienes derrocaron al gobierno blanco, de tendencia federal y aliado del Paraguay en la región. La acción de Flores fue además apoyada por el gobierno de Brasil que invadió el territorio uruguayo. El presidente del Paraguay, Francisco Solano López,  intervino en defensa del gobierno depuesto y le declaró la guerra al Brasil.

El gobierno de Mitre se había declarado neutral pero no permitió el paso por Corrientes de las tropas comandadas por el gobernante paraguayo y el 9 de mayo de 1865 la Argentina declara la guerra al Paraguay en respuesta al paso sin permiso de Solano López por Corrientes. El mismo año Brasil, Argentina y el nuevo gobierno uruguayo firmaron, en Buenos Aires, el Tratado de la Triple Alianza. En él se fijaban los objetivos de la guerra, los aliados se arrogaban el derecho a disponer de los territorios y a no terminar la guerra hasta derribar al gobierno paraguayo. 

“En veinticuatro horas a los cuarteles, en quince días en campaña, en tres meses a la Asunción” Bartolomé Mitre, 1865

“Cuando nuestros guerreros vuelvan de su larga y gloriosa campaña… podrá el comercio ver inscritas en sus banderas los grandes principios que los apóstoles del libre cambio han proclamado para mayor gloria y felicidad de los hombres.” Bartolomé Mitre, 1869

Colección de Medallas de la Guerra del Paraguay

En nuestro país, diversas obras de tendencia liberal se han detenido principalmente en el examen de las causas de la guerra, sus consecuencias y responsables, en los aspectos político-diplomáticos y en la narración de los acontecimientos militares. Estos trabajos que acompañaron el discurso oficial, ocultaron por un lado las resistencias a la guerra manifestadas a través de las críticas en la opinión pública (muchas de ellas censuradas), las resistencias armadas contra el gobierno central, y los desbandes de tropas. 

“Usted nos llama para luchar contra el Paraguay. Nunca, general; él es nuestro amigo. Llámenos para luchar contra los porteños y brasileños. Estamos listos. Esos son nuestros enemigos.” Ricardo López Jordán

“¡Abajo los traidores de la Patria! ¡Abajo los mercaderes de las cruces de Uruguayana, a precio de oro, de lágrimas y de sangre argentina y oriental!

Nuestro programa es la práctica estricta de la constitución jurada, del orden común, la paz y la amistad con el Paraguay, y la unión con las demás repúblicas americanas.” Manifiesto de Felipe Varela.

“Para gobernar a la República Argentina vencida, sometida, enemiga, la alianza del Brasil era una parte esencial de la organización Mitre-Sarmiento; para dar a esa alianza de gobierno interior un pretexto internacional, la guerra al Estado Oriental y al Paraguay, viene a ser una necesidad de política interior; para justificar una guerra al mejor gobierno que haya tenido el Paraguay, era necesario encontrar abominables y monstruosos esos dos gobiernos; y López y Berro han sido víctimas de la lógica del crimen de sus adversarios”. (Juan Bautista Alberdi)

Acuarela Del Ing. Ariodante Ghisolfi, representando la Bandera del Batallón San Nicolás, en el estado en  el que regreso de la Guerra del Paraguay


Por otro lado, explicaron el desencadenamiento de la guerra como respuesta a la agresión de un único responsable: Francisco Solano López. De acuerdo a esta mirada el fin del enfrentamiento significó la liberación del pueblo paraguayo de la barbarie impuesta por los gobiernos tiránicos que lo habían mantenido aislado de las naciones civilizadas. La guerra había sido justificada por los aliados como una cruzada que llevaría libertad y democracia a un pueblo dominado por un déspota.

Detalles de uniformes pertenecientes al Coronel Juan Lucio Somoza y al Teniente Coronel Juan de la Cruz del Carmen Boerr, guerreros del Paraguay

“La República Argentina está en el Imprescindible deber de formar alianza con Brasil, a fin de derrocar esa abominable dictadura de López y abrir al comercio del mundo es espléndida y magnífica región que posee además los más variados y preciosos productos de los trópicos y ríos navegables para exportarlos.” Diario La Nación Argentina,  3 de febrero de 1865.

“Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes y esclavos que obran por instinto o falta de razón. En ellos, se perpetúa la barbarie primitiva y colonial…son unos perros ignorantes…Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era necesario purgar la tierra de toda esa excrescencia humana, raza perdida de cuyo contagio hay que librarse.” Sarmiento en carta a Mitre. 1872

“Paraguay como sociedad enteramente asiática en medio de las tierras descubiertas por Colón. Abyecto y sepulcral despotismo que tan atrás ha dejado a la España de Felipe II y que solo pudiera encontrar analogías en los pueblos más salvajes de oriente.”  Diario La Nación Argentina, 4 de febrero de 1865

 Fotografía de un grupo de soldados del Batallón San Nicolás durante la Campaña del Paraguay

A partir de la década de 1960, el estudio de la guerra es retomado por el denominado revisionismo histórico. En su búsqueda de impugnación a la tradición liberal, la contienda es entendida como una agresión imperialista británica, que incitó a sus títeres regionales, Brasil y Argentina, a destruir la única experiencia autónoma, desarrollada e independiente. 

En las últimas décadas varios historiadores se han dedicado a comprender la lógica de la contienda entendiendo la misma principalmente como un conflicto regional que formó parte del proceso de consolidación de los Estados Nacionales. En este proceso, las pretensiones geopolíticas, territoriales y económicas jugaron un papel central. La guerra le proporcionó a nuestro país una oportunidad de acallar la disidencia interna y de consolidar el Estado nacional centralizado y sus representaciones sobre la nacionalidad argentina.

A pesar de las diversas miradas los hechos históricos hablan por sí solos, la guerra concluye en 1870, en la batalla de Cerro Corá, donde muere el presidente paraguayo Francisco Solano López. Para ese entonces, el conflicto se había convertido claramente en una guerra de exterminio del pueblo paraguayo ( un derrumbe demográfico del 60 al 69% de su población), de destrucción sistemática de su infraestructura, una economía diezmada y la pérdida de un 30% de su territorio. Las tropas aliadas permanecerían varios años en este territorio y tendrían una influencia considerable en los gobiernos locales; su actitud belicosa así como los abusos de los ocupantes, continuaron hasta el retiro definitivo de las tropas en junio de 1876.

Fotografía de Jefes y Oficiales en la Campaña del Paraguay con el Presidente Carlos Pellegrini

“La guerra del Paraguay concluye por la simple razón –horresco referens– que hemos muerto a todos los paraguayos de diez años arriba.” Domingo Faustino Sarmiento. 1869

“Se veían niños de escasos años arrastrarse a retaguardia con sus miembros destrozados o con espantosas heridas de bala en sus pequeños y semidesnudos cuerpos. No se quejaban ni lloraban, no pedían ayuda ni la presencia de un médico. Cuando sentían próxima la llegada de la muerte se echaban para morir, tan silenciosamente como habían sufrido. Muchos de estos niños tenían sus madres en el campamento de las mujeres [...] cuyos pensamientos no estaban con sus hijos moribundos [...] sino en la causa de la nación” Martín Thomas McMahon, 1870 

“Tal vez se alegue que las familias paraguayas podrían haber escapado al hambre y a la muerte pasándose a los aliados. Muchas de ellas se entregaron así a la misericordia de sus enemigos y miles fueron traídas a Asunción con las huestes aliadas, para descubrir que hay horrores aún más crueles que el hambre, y desgracias peores que la muerte” Martín Thomas McMahon, 1870 

Lic. Virginia Bincaz

Sobre la autora

Profesora de Historia y de Geografía. Licenciada en Ciencias Sociales y actual estudiante de la Licenciatura en Gestión Educativa en la Universidad Nacional del Litoral. Es docente en escuelas públicas y privadas desde el 2001.