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Museo y Biblioteca Casa del Acuerdo

212° aniversario del Primer Combate Naval Argentino

Luego de producidos los hechos revolucionarios de 1810, el gobierno patrio conformó una pequeña flota compuesta por la goleta "Invencible", el bergantín "25 de Mayo" y la balandra "Americana", que serian tripuladas con hombres no muy adiestrados en la vida marinera. Al frente de esa fuerza naval estaba el Coronel Juan Bautista Azopardo, siendo el Segundo Comandante el Capitán Hipólito Bouchard. A fines de febrero de 1811, zarparon de Buenos Aires hacia las aguas del río Paraná. El día 2 de marzo de 1811, se enfrentarían en San Nicolás de los Arroyos con una fuerza naval española, comandada por el Capitán de Navío Jacinto de Romarate. Ese sería el primer combate librado por fuerzas navales argentinas.

Juan Bautista Azopardo, había nacido en Senglea (isla de Malta) el 20 de febrero de 1772. Siendo aún un niño, sus padres lo enviaron a estudiar construcciones navales en el arsenal francés de Toulon, donde permaneció varios años. Luego de servir en buques corsarios en Europa, se trasladó al Río de la Plata a comienzos del siglo XIX. Con el estallido de las Invasiones Inglesas (1806-1807) se puso a las órdenes de Liniers, distinguiéndose en la reconquista de Buenos Aires.

Después del combate de 1811, fue trasladado a Montevideo, donde se le instruyó un sumario por delito de alta traición, y de allí fue remitido a España, donde permaneció prisionero durante nueve años. En 1820, debido a una insurrección que estallaría en la península, fue liberado y pudo regresar a Buenos Aires, el 26 de agosto, donde el gobierno lo incorpora al servicio con el grado de Teniente Coronel. Sin contar con muchos medios financieros, debió vivir en Buenos Aires llevando una existencia de sacrificios y privaciones, en compañía de su esposa María S. de Pérez Rico. Falleció el 23 de octubre de 1848.

El Museo Nacional Casa del Acuerdo posee en su archivo documental, un fondo compuesto por documentos originales y transcripciones realizadas por su bisnieta, la copista e investigadora Mercedes Azopardo.

Primer Combate Naval Argentino

Aquí compartimos algunos fragmentos seleccionados de su diario de navegación:

Diario del Primer Comandante de la Goleta “Invencible” y Jefe de la Primera Escuadrilla Naval Argentina, Teniente Coronel Juan Bautista Azopardo.

Domingo 24 de febrero de 1811 a Lunes 25, dicho a mediodía

Este mediodía estamos en fondeo en la punta del oeste de San Nicolás, junto con el bergantín “25 de Mayo” y la balandra. Llegó una canoa de tierra, con un oficio del Comandante de Tierra, dándome aviso que los siete buques de Montevideo pasaron de San Pedro a las 8 de la mañana, conforme el aviso que da el Capitán de aquel lugar; al momento llamé a los capitanes de los dos buques y quedamos de acuerdo en tomar el mejor paraje ventajoso, esperarlos y desembarcar cuatro cañones a tierra, para formar una batería escondida (…); el viento flojo del oeste-noroeste, nos pusimos a la vela para tomar el paraje más estrecho de San Nicolás; a las seis de la tarde fondeamos en dicho paraje, formando un triángulo escaleno con los tres buques, la goleta “Invencible” y la balandra por la parte de tierra firme, el bergantín a la parte de la isla. El Comandante del lugar me dio todo el auxilio que podía para formar dicha batería (…) Recibí de él dos reses de carne para los tres buques. 

Pasamos la noche sin novedad. Viento calma chicha.--- Al amanecer, sin novedad, esperando al enemigo; mandé un chasque por tierra, a saber el paradero del enemigo.

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Lunes 25 de febrero de 1811 a Martes 26, dicho a mediodía

Este mediodía estamos a lo mismo. Viento calma chicha. A la una y media llegó un soldado, el mismo que mandé de chasque, con la noticia que los de Montevideo se hallan fondeados por la calma a cuatro leguas de distancia de aquí (…) Vino a bordo el Comandante del pueblo, dándome todas las noticias de los siete buques enemigos; le encargué el recelo por la costa, y que me avise de todo lo que pasa; me dijo que el oficio que tiene de la Excelentísima Junta de avisarme que los dichos buques de Montevideo son armados todos, equipados del todo de marinería y vienen en seguimiento nuestro. Le encargué que con sus soldados tenga el cuidado que no vaya por la costa alguna canoa, avisarle de nosotros.

Pasamos toda la noche en calma sin novedad, con mucho recelo. --- Amaneció sin novedad, tengo noticia que el enemigo se halla en el mismo paraje en calma.

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Martes 26 de febrero de 1811 a Miércoles 27, dicho al mediodía

Pasamos toda la noche con mucha vigilancia, sin novedad. 

Amaneció sin novedad; a las 7 de la mañana los enemigos están a dos leguas y media, conforme el aviso de tierra, y nueve incluso dos buques mercantes, fondeados por la calma (...)

Estamos con toda vigilancia esperándolos (...)

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Miércoles 27 de febrero de 1811 a Jueves 28, dicho a mediodía

A las siete de la mañana los enemigos ya están a la vista y son los siguientes: dos bergantines, una goleta, una balandra, dos faluchos y un lanchón: estamos esperándolos cada uno en su respectivo lugar. Nos han conocido, conforme las señales, y vienen doblando la punta de la isla (...)

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Jueves 28 de febrero de 1811 a Viernes 1º de marzo, a mediodía

Este mediodía el enemigo está a la vista. El viento calma chicha. Estamos esperándolos para reconocer bien sus fuerzas.

A las dos de la tarde recibí un oficio del capitán de Cazadores comisionado de la Excelentísima Junta en los Arroyos, el Sr. Cardoso, ofreciéndome toda su gente, por haber sabido que me hallo amenazado del enemigo; al momento le contesté que será muy útil, que me mande algunos por la defensa de la batería que formé en tierra.

Pasamos toda la noche con recelo. El viento en calma (...)

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Viernes 1º de Marzo de 1811 a Sábado 2, dicho a mediodía

(...) Llegó a mis órdenes un teniente del capitán Cardoso con treinta y cinco soldados armados. Los mandé a unirse con los otros del Comandante de San Nicolás, al cuidado de la batería. Los enemigos llegaron a fondear a la parte del oeste de la isla (...) Enfrente de nosotros tiraron un cañonazo, aseguraron su bandera y gallardete, todos los siete. Al momento tiré otro de mi goleta, asegurando también nuestra real bandera y gallardete, a las seis de la tarde tiraron otro, pusieron bandera blanca, y un bote que venía hacia la otra isla con bandera blanca pidiendo parlamento; no le contesté con ninguna. Llegó a mi bordo el capitán del bergantín “25 de Mayo” diciéndome que quiere ir como parlamento y agarrarlo. Le contesté que no tengo tal orden, la orden de la Excma. Junta es de no admitir a ningún parlamento, no de agarrarlo, estas no son leyes de la guerra (…)

Amaneció viento fuerte del este-sudeste (…) Los enemigos están en el mismo paraje por motivo del tiempo.

A las nueve comenzó el fuego por parte del enemigo. Las balas nos cruzaban, al momento comenzó el bergantín nuestro, y en seguimiento la batería de tierra (...) Viendo el enemigo que tenemos cañones en tierra volvió a virar a bordo, no se atrevió a venir a atacarnos. Comencé también a cañonearlos, hasta que duró el fuego cerca de dos horas y media. No tuve más avería que tres obenques cortados y un brandal (...)

El viento fresco este-sudeste. Es imposible ponernos a la vela a causa del viento, y el paraje es muy estrecho con algunos bajos; un bergantín de los enemigos se varó cerca del otro bergantín de los dichos. El capitán del bergantín “25 de Mayo” llegó a bordo diciéndome que es la hora de ir a atacarlos, le contesté que es imposible salir de aquí por motivo del viento de proa y el paraje tan estrecho, con tantos bajos (…)

Ellos saldrán pronto por las buenas embarcaciones que tienen y los buenos prácticos; de todo esto nada tenemos nosotros. Al variar el viento saldremos y (…) perdemos la acción porque nos hallan varados, y así de ningún pretexto podrán ellos salir de este paraje sin que los veamos, ya que es muy diferente este río a altamar (…) el Comandante de la batería Don Ángel Ubac andaba siguiendo por tierra con dos cañones al enemigo, tirando cañonazos a la elevación por la mucha distancia a la que se hallaba; le mandé decir que no haga fuego “de balde”, es gastar las municiones sin provecho. Con todo, no hacía caso de lo que le mandé a decir; mandó a pedirme tacos, le contesté que puede hacerlos de yerba seca que allí no falta, y abordo se necesitan los tacos de filástica; así lo ejecutó.

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Sábado 2 de Marzo de 1811 a Domingo 3, dicho a mediodía

Este mediodía estamos ocupados a componer la maniobra y esperando al menos variar el viento, para ir a atacarlos (…)

(…) los Enemigos se pusieron a la vela hacia nosotros; monté al pronto en el caballo del teniente de las tropas de Cardoso; llegué a mi buque en el ínterin que el enemigo comenzó a hacernos fuego. Pregunto por mi Segundo Capitán; me contestó la gente que se fue a tierra. Comenzamos a hacer fuego, toda la tripulación animosa de batir, cada uno a su respectivo puesto haciendo fuego con las dos miras de proa al bergantín “Belén” que viene a darnos abordaje (...) algunos de mi tripulación se echaron al agua; con el trabuco en la mano los hice subir otra vez a bordo, con todo que algunos cinco se escaparon, por el ejemplo que les dio mi segundo, de tirarse al agua y largarse a tierra. 

No se puede dar un combate más sangriento que el que tuvimos con el bergantín “Belén”; su fortuna fue, de que el bergantín de mi división, no hizo resistencia ninguna, con el bergantín “Cisne”, y la batería de tierra, de tan mala puntería que hacían; todas las balas y metrallas les pasaban al enemigo por alto. Con este motivo, llegó el refuerzo al “Belén”, de un lanchón armado de gente, y una carronada, y me abordó también, y los faluchos también venían en seguimiento; y el bergantín “Cisne” que abordó al bergantín nuestro sin resistencia, me hacía también fuego por la popa, al fin viendo que no me quedaba marinero ninguno en la cubierta más que 23 muertos y 18 heridos, tuve de prender fuego la proa, tirando cartuchos sueltos y mechas encendidas encima. Cómo ardió la proa y algo la cubierta, y yo también algo quemado y lleno de sangre de los que se repartían a pedazos, llegó el enemigo a apoderarse de la cubierta después de una hora y media de abordaje, con cañones, fusilería y armas blancas. Agarré un fusil , tiré a la santabárbara, y no se hizo provecho; tiré otro, tampoco. Bajo con mis pistolas, encuentro la santabárbara cerrada con llave, tiré mis pistolas a la puerta. Paso a la despensa por dos cajones que tenía sacados de cartuchos de fusil, y al momento que comienzo a abrirlos, el enemigo apoderado de la cubierta no se atrevía a bajar ninguno, los heridos pidiéndome por Dios de no dar fuego, y otros que sí me decían “fuego, mi Comandante”. En el ínterin llegó un granadero de los míos herido llamado Turné, que los enemigos lo agarraron en la cubierta. Bajó diciéndome de parte del comandante del bergantín “Belén” de no dar fuego que, bajo su palabra, a nombre del Rey Fernando VII, me libra la vida a mí y a mi gente. A este tiempo oigo una voz que me llama Bautista por la cubierta, pregunté quién me llama, asomo por la escotilla, veo al mismo Comandante del “Belén”, y me hace la misma oferta; le contesté que retire primeramente su gente. Con mucho trabajo retiró su gente, porque no había uno que me quería vivo; mis pobres heridos todos de una voz pidiéndome de entregarse bajo la palabra del expresado Comandante. Tuve que entregar mis armas a mi apresador por la fuerza, y bajo su palabra.

El abordaje fue a las tres menos cuarto de la tarde, me rendí a las cuatro y media, con la pérdida de 23 muertos, 18 heridos, de 50 que tuvimos a bordo. Desde la mañana hasta que fui apresado, todo el fuego de los enemigos no se dirigía más que a mi goleta. Al fin todo he perdido, solo me quedo con un pantalón y camisa lleno de sangre, descalzo, sin sombrero, y la mitad de mi cuerpo quemado (...)

Fuentes:

Fondo Familia Azopardo, Archivo Documental, Museo Nacional Casa del Acuerdo.
https://www.argentina.gob.ar/armada/historia-naval/heroes-navales/coronel-de-marina-juan-bautista-azopardo

Sofía Elizalde - Archivo Documental (Área de Colecciones del Museo Nacional Casa del Acuerdo)